A escasos metros de la Iglesia de la Purísima de Monterrey se encontraba una vieja casona en la que increíblemente ocurrieron 2 terribles homicidios, uno en 1973 y el otro en 2006.
Dentro de la “nota roja” de Monterrey existe una historia muy llamativa por todo lo que engloba, se trata de la “Casa Maldita” de La Purísima.
Esta historia está conformada por dos asesinatos ocurridos en un mismo domicilio, a miembros de una misma familia, pero con un espacio de tiempo de 33 años.
La Casa Maldita de La Purísima
Esta vieja casona se ubicaba en el #1008 de la calle Miguel Hidalgo y Costilla, casi esquina con Mirador, en la Colonia Mirador, a pocos metros de la Basílica de la Purísima, una de las zonas más antiguas de Monterrey.
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Un fraticidio
Esta historia se remonta al año 1973. La familia Fox Ayala era originaria de la Ciudad de México pero se establecieron en Monterrey en la década de los 20’s.
La familia estaba compuesta por el matrimonio de Joaquín Fox Martínez e Irene Ayala Serna y sus hijos a Irene, Martha, Joaquín, Gloria, María Luisa, Hilda y Jorge.
Al parecer la vida familiar era alegre, sin embargo tras la muerte de los padres hubo algunas disputas entre los hijos, específicamente con Jorge, el más joven de los hermanos.
Él sufrió de ceguera desde muy temprana edad, hecho que afectó su carácter, pues tenía muy mal humor y no se llevaba bien con el resto de su familia.
Así, entre las primeras horas del lunes 19 de noviembre de 1973 Jorge cometió uno de los peores crímenes que una persona puede cometer: un fraticidio.
Jorge Fox Ayala, de 34 años, estranguló a su hermana Gloria, de 48 años, en el interior de la casona de Hidalgo #1008.
Ambos vivían en ese domicilio, junto con otros de sus hermanos y unas tías.
Durante esa noche ambos hermanos habrían discutido por la firma de unos papeles relacionados con la herencia familiar.
Sin embargo había diferencias de opinión al respecto, puesto que Jorge no estaba de acuerdo con el plan de repartición y pedía mayor parte de la fortuna familiar por su condición de ceguera.
La discusión habría subido de tono y llegaron al contacto físico. Forcejearon y en el forcejeo el invidente perdió los estribos y estranguló con sus propias manos a su propia hermana, en una habitación ubicada en la planta alta de la casa.
El resto de los habitantes del domicilio escucharon algunos ruidos pero no hicieron nada al respecto, horas después encontraron el cadáver de Gloria.
Jorge intentó escapar y fue detenido por la Policía en la ciudad de Saltillo. Fue sentenciado e internado en el Penal del Topo Chico, en donde murió víctima de cáncer en 1977. Jamás aceptó su crimen.
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El asesinato de la señorita Fox
Pero la muerte volvería a la casona de La Purísima casi 36 años después y de nuevo un Fox Ayala sería víctima de la maldad humana.
La noche del 10 de enero de 2006 se hizo el hallazgo del cuerpo sin vida de la señorita Irene Emilia Fox, de 83 años de edad. Sí, Irene era hermana de Gloría y Jorge, víctima y victimario, respectivamente, del crimen de 1973.
El hallazgo lo hicieron los familiares de la señorita Fox, quienes encontraron en la planta baja de la casa el cuerpo de la mujer con golpes diversos y una sábana encima.
A la víctima le cortaron un dedo, al parecer para robarle un anillo de diamantes. De igual forma se encontró gran desorden en el lugar, por lo que el robo fue la principal línea de investigación.
Esto se reforzó con las declaraciones de familiares de la señorita Fox, quienes relataron que la víctima les había comentado pocos días antes del crimen que alguien había entrado a la casa y le había robado algunos objetos, aunque no denunciaron el hecho ante las autoridades.
La señorita Irene Emilia era muy querida entre la comunidad del sector de El Mirador, puesto que era una de las personas más participativas en las actividades de la Basílica de la Purísima, por lo que era muy conocida en el sector.
Tras las primeras pesquisas de las autoridades, se logró la aprehensión de algunos sospechosos, entre ellos la llamada “Mataviejitos”, Karla Miroslava Barrera Mendoza, a quien se responsabilizó del homicidio de dos hombres de la tercera edad.
Sin embargo, las acusaciones sobre los sospechosos se vinieron abajo y las investigaciones se quedaron atascadas.
El caso quedó como un crimen sin resolver.
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¿Qué pasó con la casa
El tiempo pasó y los familiares vendieron la vieja casa maldita de los 2 asesinatos, la cual fue demolida para dar paso a un edificio comercial en el que ahora se encuentran varios locales comerciales, dejando así esta historia en el olvido de la mayoría de los regiomontanos.